martes, 26 de marzo de 2013

Reglamentación para la elaboración de la cerveza


REGLAMENTACION TECNICO-SANITARIA PARA LA ELABORACION Y COMERCIO DE LA CERVEZA Y DE LA MALTA LIQUIDA



Artículo 1. Ambito de aplicación.

1. La presente Reglamentación tiene por objeto definir qué se entiende por cerveza y malta líquida a efectos legales y fijar con carácter obligatorio sus normas de elaboración, circulación y comercio y, en general, la ordenación jurídica de dichas bebidas. Será aplicable asimismo a los productos importados, excepto en los casos que se indican en el apartado 3.
2. Esta Reglamentación obliga a los fabricantes, industriales o elaboradores de cerveza y malta líquida, así como, en su caso, a los importadores y comerciantes de estos productos. Se considerarán fabricantes o elaboradores de cerveza y de malta líquida, aquellas personas naturales o jurídicas que dediquen su actividad profesional o la obtención de estas bebidas.
3. Las exigencias de la presente Reglamentación no se aplicarán a los productos legalmente fabricados y/o comercializados en los restantes Estados miembros de las Comunidades Europeas, ni a los productos originarios, conforme a lo establecido en el protocolo 4 del Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo, de los países miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio firmantes de dicho Acuerdo.
Los citados productos podrán ser comercializados en España siempre y cuando no afecten a la aplicación de los artículos 36 del Tratado de la Comunidad Europea y 13 del Tratado del Espacio Económico Europeo, o a la protección imperativa de los intereses generales tales como la defensa de los consumidores, la lealtad de las transacciones comerciales o la protección del medio ambiente.


Artículo 2. Definiciones y denominaciones.

1. Malta. Son los granos de cebada sometidos a la germinación y ulterior desecación y tostados en condiciones tecnológicamente adecuadas.
2. Malta de cereales. Son los granos de otros cereales distintos de la cebada sometidos al proceso de germinación, desecación y tostado. Se designará con la denominación del cereal de procedencia.
3. Mosto de maltas. Líquidos obtenidos por tratamiento de maltas y otras materias amiláceas con agua potable para extraer los principios solubles en condiciones tecnológicamente apropiadas.
4. Extractos de malta. Productos de consistencia siruposa, obtenidos por concentración del mosto de maltas. Su contenido en materia seca no será inferior al 65 por 100 en masa con actividad diastásica manifiesta.
5. Extractos de malta en polvo. Producto obtenido como el anterior, pero concentrado hasta el mínimo del 95 por 100 en masa.
6. Concentrados de maltas. Productos de idénticas características que las del extracto de malta, pero sin actividad diastásica apreciable.
7. Maltas líquidas. Bebidas obtenidas del mosto de malta, con o sin lúpulo y conservadas por medios físicos. No contendrán alcohol.
8. Maltas espumosas. Bebidas obtenidas por adición de anhídrido carbónico a la malta líquida.
9. Cerveza. Es la bebida resultante de la fermentación alcohólica, mediante levadura seleccionada, de un mosto procedente de malta de cebada, solo o mezclado con otros productos amiláceos transformables en azúcares por digestión enzimática, adicionado con lúpulo y/o sus derivados y sometido a un proceso de cocción, conforme al apartado 10 del artículo 6.
10. Cervezas de cereales. Bebida obtenida reemplazando una parte de malta de cebada por malta de otros cereales. Llevará la denominación de «Cerveza de...» seguida del cereal o cereales de procedencia en orden decreciente de su contenido en peso.
11. Cervezas extras. Se considerarán cervezas extras aquéllas cuyo extracto seco primitivo no sea inferior al 15 por 100 en masa.
12. Cervezas especiales. Se considerarán cervezas especiales aquéllas cuyo extracto seco primitivo no sea inferior al 13 por 100 en masa.
13. Cervezas sin alcohol. Se considerará cervezas sin alcohol aquéllas cuya graduación alcohólica sea menor al 1 por 100 en volumen, incluido en dicho porcentaje la tolerancia admitida par la indicación del grado alcohólico volumétrico.
14. Cervezas de bajo contenido en alcohol. Se consideran cervezas de bajo contenido en alcohol aquéllas cuya graduación alcohólica esté comprendida entre el 1 y el 3 por 100 en volumen, incluido en dicho porcentaje la tolerancia admitida par la indicación del grado alcohólico volumétrico.
15. Cervezas negras. Se consideran cervezas negras todas aquéllas cervezas incluidas en el artículo 2, siempre y cuando las mismas superen las 50 unidades de color, medidas en escala de la European Brewery Convention (EBC).

Artículo 3. Requisitos industriales.


Las fábricas de cervezas y malta líquida cumplirán, obligatoriamente, las siguientes exigencias:
1. Todos los locales destinados a elaboración, envasado y, en general, manipulación de materias primas o de productos intermedios o finales estarán debidamente separados.
2. Dispondrán de laboratorio de análisis propio o contratado, dotado con los elementos suficientes para contrastar calidades y características de las materias primas, de los producto elaborados y de los productos en curso de elaboración.
3. Los recipientes, máquinas, aparatos y tuberías de conducción destinados a estar en contacto con los productos, sus materias primas o productos intermedios durante el proceso de elaboración serán de materiales aptos para el contacto con productos alimenticios.
4. Las líneas embotelladoras estarán provistas de los dispositivos necesarios para la limpieza de los envases, que garanticen su perfecta higiene.
5. El agua utilizada en el proceso de fabricación y limpieza deberá cumplir, en todos los casos, con lo dispuesto en la Reglamentación técnico-sanitaria para el abastecimiento y control de calidad de las aguas potables de consumo público, aprobada por el Real Decreto 1138/1990, de 14 de septiembre.
6. Toda fábrica de cerveza y/o malta líquida formará un conjunto enteramente independiente de cualquier otra instalación industrial cuyos productos elaborados o semielaborados sean incompatibles con los que se elaboran, manipulan o envasan en la misma.
7. Los locales de mezclas estarán situados dentro del recinto de la fábrica, aunque separados de las salas de sacarificación y fermentación, así como de las bodegas.

Artículo 4. Requisitos higiénicos-sanitarios.


Las instalaciones industriales a que se refiere esta Reglamentación cumplirán los siguientes requisitos:
1. Relativos a los locales:
a) Estarán perfectamente separados y sin comunicación directa con viviendas, cocinas o comedores.
b) Su ventilación será suficiente, por medios naturales o por otros sistemas que la garanticen.
c) Se adoptarán en ellos las medidas pertinentes para evitar la presencia de animales, así como de insectos y roedores.
d) Se evitarán humedades, salvo en locales que requieran alto grado higrométrico. También se evitarán depósitos de polvo o cualquier otra causa de insalubridad.
e) Los suelos serán impermeables y de fácil limpieza.
f) Los desagües tendrán cierres hidráulicos y estarán protegidos con rejillas o placas metálicas perforadas.
g) Los paramentos de los locales de fabricación estarán recubiertos de material lavable.
h) Las cubiertas y techos serán de fácil limpieza.
2. Relativos a las instalaciones y máquinas:
a) Serán accesibles, de modo que puedan limpiarse fácilmente.
b) Se emplearán como productos de desinfección aquellos que estén expresamente autorizados.
6. Relativos a los operarios:
Las personas que intervengan directamente en la elaboración y envasado de la cerveza y de la malta líquida deberán cumplir lo dispuesto en el Real Decreto 2505/1983, de 4 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de manipuladores de alimentos.

Artículo 5. Proceso de elaboración.


1. El proceso de elaboración de la cerveza comprende cuatro fases fundamentales:
a) Preparación de la malta: los cereales serán sometidos a limpieza, remojo y germinación y, posteriormente, a desecación y tostado.
b) Obtención del mosto: de la malta previamente molida y adicionada en su caso de las materias amiláceas a que se refiere el apartado 9 del artículo 2, se obtendrá el mosto mediante un proceso de extracción por sacarificación enzimática. A continuación se clasificará mediante filtración, se agregará el lúpulo en este punto y/o en etapas posteriores y se seguirá con un proceso de cocción. Una vez extraídos los principios propios y aromáticos del lúpulo, se refrigerará el mosto.
c) Fermentación del mosto: al mosto destinado a la elaboración de la cerveza, se le adiciona levadura seleccionada, del género «sacharomyces», y se le somete a fermentación por medio de los sistemas denominados fermentación alta o fermentación baja.
d) Maduración y clarificación: la cerveza obtenida después de la fermentación será sometida a un proceso de maduración en bodega y, en su caso, a posterior clarificación.
2. Las condiciones de elaboración de la malta serán las mismas que las de la cerveza hasta que se produce la fermentación. Es decir, las materias primas, proceso de fabricación e instalaciones hasta ese momento deberán reunir iguales condiciones que las exigidas para la cerveza.
A partir de que se termine su elaboración, las condiciones de envasado también deberán ser idénticas a las exigidas par la cerveza.

Artículo 6. Prácticas permitidas.


En la elaboración y conservación de la cerveza y de la malta líquida, quedan autorizadas las prácticas siguientes:
1. La adición de agua potable para rebajar el grado alcohólico y ajustar el extracto seco primitivo en el proceso de elaboración.
El agua podrá ser también destilada, desionizada y/o desmineralizada.
Asimismo, se podrá corregir el agua de braceado siempre que conserve su potabilidad.
2. El empleo de caramelo procedente de la deshidración de sacarosa o glucosa comerciales y de extractos obtenidos de malta torrefactada, con el fin de conseguir una coloración adecuada.
3. La filtración y la clarificación con materias inocuas.
4. La refrigeración, esterilización, pasterización, aireación, oxigenación y tratamiento por rayos infrarrojos y ultravioletas.
5. La mezcla en las fábricas de mostos y cervezas entre sí, procedentes de sus propias elaboraciones o de otras fábricas.
6. El sulfitado por métodos autorizados.
7. El empleo de levaduras seleccionadas del género «sacharomyces».
8. El empleo de anhídrido carbónico siempre que reúna las condiciones previstas en la Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo de 16 de septiembre de 1982 («Boletín Oficial del Estado» de 9 de octubre), donde se aprueba su norma de identidad y criterios de pureza para su uso en los productos destinados a la alimentación humana.
Podrá también utilizarse cualquier otro gas inocuo, inerte o apto para uso alimentario.
9. Sustitución de las sumidades floridas de lúpulo por sus extractos y derivados.
10. Adición a la malta, de malta de cereales, granos crudos que contengan féculas, así como azúcares y féculas, siempre que la sustancia o sustancias añadidas no excedan del 50 por 100 en masa de la materia prima empleada.
11. La realización en la elaboración de cerveza destinada exclusivamente a la exportación, de todas aquellas prácticas que se consideren indispensables para el cumplimiento de la legislación de las zonas o países de destino o para satisfacer las exigencias de sus mercados, dentro de las tolerancias en ellos admitidas.
12. La refermentación de cervezas en su propio envase.
13. La utilización de aromas o esencias naturales de cerveza y de sus ingredientes autorizados.
14. La reducción del grado alcohólico por procedimientos físicos.

Artículo 7. Prácticas prohibidas.


En la elaboración, conservación, maduración, manipulación y venta de la cerveza y de la malta líquida, se prohíben la siguientes prácticas:
1. La utilización del procedimiento denominado «al amilo» para sacarificar el almidón procedente de los cereales.
2. La adición de agua y cualquier manipulación fuera de las fábricas.
3. La adición de alcohol.
4. El empleo de sucedáneos del lúpulo o de principios amargos extraños.
5. La neutralización después del proceso de fermentación.
6. El empleo de esencias y otros productos cuyo uso no está expresamente autorizado en esta Reglamentación.
7. La adición de glicerina en cantidad que exceda de 2 g por 1.000 g m/m de cerveza y, en general, de sustancias que alteren la composición normal de la cerveza.
8. La tenencia en las fábricas y en sus locales anexos de productos cuyo empleo no esté justificado.
9. El trasvase en los establecimientos de venta, almacenistas, detallistas, cafeterías, bares, tabernas y restaurantes o similares, salvo que bajo la responsabilidad de la empresa elaboradora se realice un trasvase sobre envase fijo en el establecimiento de consumo.

Artículo 8. Características de la cerveza y de la malta líquida elaboradas.


1. Se presentará límpida o ligeramente opalina, sin sedimento apreciable, a excepción de las refermentadas en su propio envase.
2. La acidez total, previa eliminación del anhídrido carbónico, expresada en ácido láctico, no será superior al 0,3 por 100.
3. El anhídrido carbónico contenido no será inferior a tres gramos por litro.
4. El contenido en glicerina no será superior a tres gramos por litro.
5. El pH comprendido entre 3,5 y 5.
6. Las cenizas no serán superiores al 0,4 por 100 en masa.
7. El contenido en metales pesados no excederá de los siguientes límites máximos:
a) Cobre, 1,0 ppm.
b) Zinc, 1,0 ppm.
c) Plomo, 0,2 ppm.
d) Arsénico, 0,1 ppm.
e) Cobalto, 50 ppb.
8. El ácido fosfórico no sobrepasará los 0,12 g por 100 g de cerveza expresado en PO.
9. Los hidratos de carbono so sobrepasarán los 7,5 por 100 g de cerveza.

Artículo 9. Aditivos y coadyuvantes tecnológicos.


En la elaboración de los productos comprendidos en el ámbito de esta Reglamentación técnico-sanitaria, podrán utilizarse los aditivos que figuran en la Resolución de 2 de diciembre de 1982 (rectificada), de la Subsecretaría de Sanidad, por la que se aprueba la lista positiva de aditivos y coadyuvantes tecnológicos para uso en la elaboración de la cerveza («Boletín Oficial del Estado» de 21 de enero de 1983).
El Ministro de Sanidad y Consumo, previo informe de la Comisión Interministerial para la Ordenación Alimentaria, podrá modificar en cualquier momento, mediante la correspondiente Orden, las listas positivas de aditivos, en caso de que posteriores conocimientos científicos o técnicos lo aconsejen y para mantener su adecuación a la normativa de las Comunidades Europea, siendo permanentemente revisables por razones de salud pública.

Artículo 10. Cervezas y maltas líquidas no aptas para el consumo.


Se considerarán cervezas y maltas líquidas impropias para el consumo:
1. Las que se presentan turbias o contengan un sedimento apreciable a simple vista. A excepción de las refermentadas en su propio envase.
2. Las que tengan olor, color o sabor anormales.
3. Las que por su análisis químico o examen microscópico u organoléptico acusen alteración.
4. Las adulteradas o que, en general, hayan sido objeto en su elaboración de una práctica no autorizada.

Artículo 11. Envasado.


Los productos sujetos a la presente Reglamentación se expenderán siempre en envases elaborados con materiales autorizados para estar en contacto con los alimentos.

Artículo 12. Etiquetado.


El etiquetado de los productos, a que se refiere esta Reglamentación, deberá cumplir lo dispuesto en el Real Decreto 212/1992, de 6 de marzo, por el que se aprueba la Norma general de etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimenticios, con las siguientes particularidades:
1. Las denominaciones de venta de los productos serán las establecidas en el artículo 2 de la presente Reglamentación técnico-sanitaria. En el caso de cervezas refermentadas en su propio envase, se indicará en la denominación dichas características.
2. Lista de ingredientes: las cervezas con una graduación alcohólica en volumen inferior o igual al 1,2 por 100, y la malta líquida, deberán incluir todos sus ingredientes.
3. Marcado de fechas: se incluirá la fecha de duración mínima para los productos con una graduación alcohólica en volumen inferior al 10 por 100.
4. Grado alcohólico: en los envases que contengan cervezas con un grado alcohólico en volumen superior al 1,2 por 100, se indicará el grado alcohólico volumétrico adquirido.
Las tolerancias admitidas para la indicación del grado alcohólico volumétrico serán las que figuran en el Real Decreto 1045/1990, de 27 de julio, por el que se regula las tolerancias admitidas para la indicación del grado alcohólico volumétrico en el etiquetado de las bebidas alcohólicas destinadas al consumidor final.

Artículo 13. Venta de cerveza de barril al consumidor final.


En el despacho de los productos de barril se observarán las siguientes reglas:
1. Los barriles estarán en sitio higiénico y asequible y se unirán a la fuente de suministro por tuberías y sistemas continuos cerrados de materiales inocuos.
2. La presión se logrará con anhídrido carbónico u otro gas, o mezcla de gases inocuos e inertes, aptos para uso alimentario.
3. No se permitirá aprovechar el producto para llenar otros recipientes ni el sobrante de los vasos de consumo, quedando prohibida la instalación de recipientes para recoger el excedente.
4. No se permitirá el relleno de barriles.

Artículo 14. Exportación.


Los productos contemplados en esta Reglamentación, que se elaboren con destino exclusivo para su exportación y no cumplan lo establecido en esta disposición, llevarán impresa en su embalaje en caracteres bien visibles la palabra EXPORT. Además, su etiqueta deberá llevar la palabra EXPORT, o cualquier otro signo que reglamentariamente se indique y que permita identificar inequívocamente, para evitar que el producto sea comercializado y consumido en España.

Artículo 15. Métodos analíticos.


Los métodos oficiales de análisis serán los aprobados por la Orden ministerial de 15 de octubre de 1985, por la que se aprueban los Métodos oficiales de análisis de la cerveza («Boletín Oficial del Estado» del 23).
Cuando no existan métodos oficiales para determinados análisis, y hasta tanto los mismos no sean propuestos por el organismo competente y previamente informados por la Comisión Interministerial para la Ordenación Alimentaria, y publicados en el «Boletín Oficial del Estado», podrán ser utilizados los recomendados por la European Brewery Convention (EBC) y la American Society of Brewing Chemists (ASBC) o, en su defecto, los aprobados por los organismos nacionales e internacionales de reconocida solvencia.
En la determinación del extracto seco primitivo se admitirá una tolerancia de 0,3 unidades, en el porcentaje calculado para la cerveza extra, y de 0,2 unidades, para las demás.

Artículo 16. Responsabilidades y régimen sancionador.


Las responsabilidades, así como las sanciones a imponer por las infracciones que se cometieran, estarán sometidas a lo dispuesto en el Real Decreto 1945/1983, de 22 de junio, por el que se regula las infracciones y sanciones en materia de defensa del consumidor y de la producción agroalimentaria; a la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, y a la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común.

Proceso de elaboración de la cerveza


Proceso de elaboración de la cerveza


Germinación de la malta

El grano de cebada, seleccionado, limpiado y humedecido, se extiende en una gran sala llamada cámara de germinación, la cual esta acondicionada a 18-20ºC. Enseguida con ayuda del Galland, (aparato formado por dos cilindros, uno metálico exterior y otro interior giratorio de tela metálica) en donde caen las semillas desde una tolva; por un eje interior sale una corriente de aire húmedo. El proceso dura de ocho a nueve días y se interrumpe con una corriente de aire a 25ºC que deseca los granos (malta verde. Enseguida se tuestan en hornos especiales entre 100 y 200ºC y se muelen hasta reducirlos a harina.

Maceración

Transformación del almidón en azúcar fermentable, que se realiza entre 60 y 70ºC mediante la diastasa y dura unas 3 horas. El agua caliente se añade a las cubas que tienen agitadores en las que está la harina de malta. Hirviendo el líquido se detiene la acción enzimática, y las proteínas indeseables coagulan y precipitan. Se filtra en una cuba decantadora (lauter), provista de doble fondo agujereado, o bien en filtros prensa. El filtrado, llamado mosto, se hierve en grandes depósitos, en donde se adiciona la cantidad precisa de lúpulo. Se filtra, se enfría y airea.

Fermentación

Se introducen levaduras que se clasifican en:
1) altas: formadas por cultivos de Saccharomyces cerevisiae, que suben a la parte posterior del tanque de fermentación (cervezas "ale"). El proceso empieza alrededor de los 9ºC; la temperatura asciende unos pocos grados en la fermentación tumultuosa, y finalmente desciende alrededor de 5ºC en el enfriamiento. Al cabo de unos días comienza la fermentación lenta, que dura de quince a veinte días, según la fábrica y el tipo de cerveza.

2) bajas: formadas por cultivos de S. Carlsbergensis, que se depositan en la parte inferior, con temperaturas entre 15 y 20ºC (cervezas "Lager").

Maduración

Este proceso consiste en dejar reposar el líquido en tanques especiales durante algunos meses. Se adicionan agentes antioxidantes, ácido sulfuroso o ácido ascórbico, para evitar el cambio de gusto. A veces se filtra con ayuda de agentes clarificantes.

Envasado

El contenido de anhídrido carbónico se regula en el tanque embotellador. El envasado de la cerveza se realiza en botellas, botes, cubas o barriles, generalmente se pasteuriza. La cantidad de alcohol oscila del 2 al 6%. Gracias al envasado la cerveza llega a su hogar con las mayores garantias de conservación, sabor y cuerpo.


DIAGRAMA DE FLUJO - ELABORACION DE CERVEZA



domingo, 24 de marzo de 2013

Ingredientes de la cerveza

INGREDIENTES DE LA CERVEZA



MALTA

Igual que la harina es la base del pan, la malta es la base de la cerveza. La cebada es el cereal que mejor se presta para elaborar cerveza y este ha sido su destino. El trigo, el centeno y la avena se han destinado más al uso en panadería, aunque también se han utilizado para elaborar cerveza, pero en menor cantidad y casi siempre sin maltear.También se elabora cerveza con cantidades más o menos grandes de maíz o arroz, pero estos cereales nunca han dado un resultado suficientemente bueno para los verdaderos bebedores-conocedores de cerveza. Se utilizan en algunos casos para obtener una cerveza más pálida, usándolos en pequeñas cantidades.La malta, que se produce en malterías en unos diez días, se consigue mojando cebada, con lo que ésta empieza a germinar. El proceso de la germinación se detiene secando la malta en secadores. El procedimiento del malteado es lo que hace que se liberen las enzimas necesarias para la producción de azúcares durante la elaboración de la cerveza, necesarios para producir alcohol.
Las maltas llevan los nombres de los tipos de cervezas que se elaboran con ellas, como Pilsen, Pale Ale, Munich, etc. También se conocen por sus características como malta aromática, chocolate o torrefacta.

La cervezas se pueden elaborar a base de una sola malta, pero la mayoría utiliza 2 ó 3 maltas diferentes, llegando en algunos casos a emplear hasta 8 maltas distintas.

Antiguamente la combinación de maltería-cervecería era muy común, pero hoy en día se trata de dos industrias separadas, lo que permite a las cervecerías comprar la malta que les interesa, por su sabor, color por su calidad.

Igual que el tipo de uva define el vino, existen diferentes tipos de cebada, dependiendo de su país de origen, clima y la estación en la que se siembra.


AGUA

En primer lugar tiene que ser bacteriológicamente limpia. Como la cerveza se constituye como mínimo por un 90 % de agua, este ingrediente es tan importante que define el tipo de cerveza que se pueda elaborar en una zona.

Las cervezas de baja fermentación necesitan agua blanda, con poca cal, y las cervezas de alta fermentación necesitan agua dura, con muchas sales.

Debido a la necesidad de tener asegurada la suficiente agua y de una calidad constante, las cervecerías se solían construir alrededor o encima de un manantial. Por eso las verdaderas buenas cervezas no se fabrican nunca fuera de su lugar de origen, porque pueden perder gran parte de su sabor original o de su calidad al tener que tratar el agua químicamente para obtener el mismo gusto. De ahí que las verdaderas cervezas de calidad -con denominación de origen-, como las cervezas de Munich, de Pilsen y las Trapenses, no se elaborarán nunca fuera de su ubicación original.


LÚPULO
El lúpulo es una planta trepadora cultivada en campos construidos con andamios de madera y alambre, que se cosecha a mediados de septiembre.

El lúpulo ya se cultivaba en Mesopotamia y durante su existencia ha sido utilizado como lenitivo, conservante, medicamento y como componente de productos de belleza (el lúpulo pertenece a la familia de los Cannabis).

Como ya se indicó en la Historia de la Cerveza, el uso del lúpulo se introdujo para la elaboración de la cerveza por los monasterios, que habían constatado que la lupulina, que es el polvo amarillo que contienen las frutas cónicas del lúpulo, da un amargor típico a la cerveza, la hace más ligera de digerir y además sirve como conservante natural.

Fueron los inmigrantes flamencos los que introdujeron la cultura del lúpulo en Inglaterra, el país cervecero que más variedades de lúpulo utiliza actualmente (los cerveceros británicos añaden varias veces lúpulo -de varios tipos- durante diferentes fases de la elaboración de la cerveza).

Igual que con la malta, existen muchas variedades de lúpulo, dependiendo de su zona de cultivo: la variedad de Bohemia, conocida como muy fina, se utiliza para las mejores cervezas Pilsen, y la variedad Hallertau-Mittelfrüh de Baviera, para las cervezas Munich. Estas dos versiones aportan especialmente el elemento aroma, mientras que el Northern Brewer aporta más amargor.


Alemania produce el 30% de la producción mundial y, aunque Bélgica no produce más que el 1 %, su fama es mundialmente reconocida.

La construcción de los campos de lúpulo es muy costosa, por lo que el cultivo de esta planta se ha visto amenazado hasta tal punto, que hoy en día sólo hay unas zonas muy limitadas en las que se cultiva el lúpulo.




Antes se solían añadir las frutas secas del lúpulo al mosto durante la fase de cocción, pero actualmente se van prensando las frutas, obteniendo una tabletas o granos secos, facilitando así su transporte y conservación. También existe el extracto de lúpulo en forma líquida (jarabe).


Aunque los verdaderos bebedores de cerveza prefieren unas cervezas bien lupulizadas y amargas, los comerciales les han convencido de que el gran público prefiere cervezas más suaves y por eso muchas fábricas, especialmente los grandes grupos industriales, han implantado la tendencia de fabricar cervezas suaves y dulzonas, empujando al consumidor a beber una cerveza parecida a un refresco o agua mineral.

Cervebel, no obstante, recomienda la verdadera cerveza, bien lupulizada y con caracter, ofreciendo la posibilidad de descubrir una gran riqueza de aromas y sabores.


OTRAS ESPECIAS

Como puedes leer en el apartado sobre la Historia de La Cerveza antes de utilizar el lúpulo se utilizaba el Gruit, mezcla de varias hierbas y especias, y la costumbre de enriquecer el sabor y los aromas de las cervezas a base de especias se ha mantenido hasta el presente, utilizando regaliz, cilantro, gengibre y cáscaras de naranja, especialmente en las cervezas de trigo, pero también en otras.



LEVADURA


El cuarto ingrediente, la levadura, es la vida de la cerveza, la parte vital, el organismo que transforma el azúcar del mosto en alcohol. Este procedimiento también se da en la producción del vino, y aunque los productores intentan negarlo, algunas bodegas hoy en día también usan levadura para que fermente su mosto.

Como se describió en la Historia de la Cerveza, al principio no existía la levadura y el líquido dulce se infectaba por las bacterias del aire dentro de la cervecerías, con lo que empezaba a fermentar. Eso se llama fermentación espontánea, procedimiento que todavía se utiliza -únicamente en Bélgica- en la fabricación de las cervezas Lambic.

Al fermentar el mosto se produce una espuma. El primer paso hacia el uso de levadura se produjo cuando se constató que se podía quitar esta espuma y añadirla a la siguiente producción, provocando la fermentación al instante, donde la espontánea tardaba mucho en arrancar.


Poco a poco descubrieron que lo que provocaba la fermentación era la levadura, que es una bacteria, un microorganismo de 5-10 micras, que transforma el azúcar en alcohol + gas carbónico (CO2) + calor.

La primera observación de la bacteria de la levadura con un microscopio la realizó un cientifico holandés -van Leeuwenhoek- en 1680. Pero fue Pasteur quien descubrió los secretos de la levadura al completo en 1857.



En la actualidad hay dos tipos de levadura:
a) Levadura de alta fermentación (Saccharomyces cerevisiae), activa a una temperatura de 18 a 25º C durante 4 a 6 días. Esta levadura se queda arriba durante y después de la fermentación
b) Levadura de baja fermentación (Saccharomyces carlsbergensis), activa a una temperatura de 6 a 10º C durante 8 a 10 días. La levadura baja al fondo de la cuba de fermentación.

El hecho de que durante la fermentación la temperatura sobrepase su máximo puede crear la propagación de levaduras silvestres que infectan el líquido y lo hacen no apto para la venta.

Por estas diferencias considero que la Historia de la Cerveza y su cultura se divide en dos etapas: la primera etapa es aquella en la que sólo existía la cerveza de alta fermentación (y la espontánea), porque era imposible mantener la temperatura por debajo de los 10º C. Para evitar que la temperatura se pudiera elevar a más de 25º, no se elaboraba cerveza de Mayo a Septiembre. A partir del Siglo XIX, con la introducción del frío industrial, se podía controlar la temperatura y eso llevó a la construcción de cervecerías de baja fermentación en todo el mundo. A partir de este momento la evolución técnica ha permitido el desarrollo de nuevos sistemas de producción, mezclando los procedimientos de ambos tipos de fermentación, aunque se mantiene la diferencia entre los dos tipos de levadura

viernes, 22 de marzo de 2013

La cerveza en el Siglo XX



LA CERVEZA Siglo XX


La cerveza es el el primer alimento que inició su trayectoria desde las cocinas a la producción a gran escala gracias a la industria. A lo largo del siglo XIX los maestros cerveceros van incorporando mejoras tecnológicas a sus factorías hasta que se permite la producción a gran escala. Otro de los elementos claves en la producción de comienzos de siglo XX es la introducción en el mercado de las cervezas de baja fermentación (a unos 4º a 10º grados centígrados).Se proporcionaban botellas a los clientes pasteurizadas o no, a petición del cliente. Es precisamente en 1982 cuando el consumo per cápita de vino y cerveza se igualan. El vino venía desde mediados de los setenta cediendo cuota de mercado a favor de la cerveza, y es precisamente a partir de los ochenta cuando se comienza a consumir más cerveza que vino en España.A pesar de todo la media de consumo está muy por debajo de la media de la Unión Europea.

Evolución industrial de la cerveza

La introdución de los barriles de cerveza metálicos en los años ochenta mejoró el proceso de distribución de la cerveza.

En 1908, hay ya instaladas cuatro empresas en Madrid: El Aguila, El Laurel de Baco, Hijos de Casimiro Mahou, y Santa Bárbara. En 1928, Luis Franquelo Carrasco funda la fábrica de Cerveza Victoria, actualmente propiedad del Grupo Damm. En Galicia los hijos de Rivera crean Estrella Galicia nace en 1906 de la mano de José Rivera Corral, emigrante retornado de México a finales del siglo XIX quien funda en La Coruña la fábrica «La Estrella de Galicia», dedicada a la producción de hielo y cerveza rubia. El nombre escogido para su cerveza hace referencia a su antiguo negocio de Veracruz «La Estrella de Oro». En 1928 en la ciudad de Málaga (en el barrio El Perchel) crea el empresario Luís Franquelo Carrasco la factoría de cervezas Victoria.

Como resultado de la fusión de La Cruz Blanca y La Austríaca de Cervezas en 1917 surge una nueva sociedad, Cervezas de Santander, SA, con dos fábricas en Santander y una en Valladolid. La producción de cerveza se ve afectada durante el periodo de Guerra Civil, algunas de las fábricas son requisadas y cambian de dueños.El peor momento dentro de la industria vendría tras el conflicto armado, durante el nuevo régimen que coincide con el periodo autárquico del franquismo. La distribución de ingredientes básicos como la cebada o el lúpulo se ve interrumpido durante periodos que obligan a reducir o parar la producción.

Algunas empresas cerveceras como Africa Star, fundada en el Tarajal Ceuta en el año 1953, por las sociedades "Hijos de Joseph Damm" no llega a existir a finales del siglo XX, las posibilidades de esta empresa se redujeron con la independencia de Marruecos en 1956. Su producción y venta se mantuvieron en niveles modestos, hasta que cesó su actividad en 1992. Otro ejemplo es Cervezas El Alcázar (antedecesora de Cervezas “El Lagarto” desde 1921) fundada en Jaén por la familia Puga (de origen gallego). Esta empresa vino a desarrollar su actividad ininterrumpidamente desde el año 1928 hasta 1985 que es adquirida finalmente por Cruzcampo. En 1924, el empresario Cástor Gómez Navarro fundó en Las Palmas de Gran Canaria la compañía cervecera La Tropical, pero el inicio de la Guerra Civil propició su quiebra, siendo adquirida por un conjunto de empresarios que crearon la Sociedad Industrial Canaria: SICAL.En Andalucía aparece en 1925 una cervecera denominada Alhambra que logra hacerse con gran parte del mercado del sur de España. Competidora la fábrica de cerveza sevillana denominada La Cruz del Campo (CruzCampo), fundada en 1904 por la familia Osborne, exportadores de vinos.

Surgen mejoras tecnológicas en el envasado automático, se rompen menos botellas y se aumenta la producción (claramente limitada por este proceso de empaquetado del producto). Las compañías cerveceras españolas se asocian y generan un único formato de botella retornable. El empresario Casimiro Mahou Garcia, con el apoyo de Salvador Echeandia (fundador de la perfumería Gal) siendo presidente de la Cámara de Comercio de Madrid impulsa por primera vez la Asociación de Fabricantes de Cerveza.
Surgen nuevas compañías cerveceras e importación

La creciente demanda de cerveza en España en el último tercio de siglo XX pronto atrajo a las grandes factorías cerveceras multinacionales. Surgen de la misma forma otras empresas cerveceras que pretenden igualmente hacerse un hueco en el mercado español. Surgen nuevas formas de refresco como las claras. En 1957 se firma el "Acuerdo de Manila" con el presidente de San Miguel Corporation, Andrés Soriano, naciendo así la compañía "San Miguel, Fábricas de Cerveza y Malta, S.A.", independiente de la matriz filipina. Aparecen nuevas cervezas como la cerveza sin alcohol (A finales del siglo XX supone una cuota del 7% del total de cerveza vendida). La primera empresa en poner en el mercado este tipo de cerveza es Cruzcampo, que en 1976 comercializa la primera cerveza “sin” del mercado cervecero español. En Barcelona durante los años sesenta se populariza la Xibeca (botella de litro). El concepto de litrona permite introducir la cerveza en los hogares madrileños. Hasta la fecha el consumo de la cerveza estaba unido a los establecimientos hosteleros. En el año 1985 España firma la entrada en las Comunidades Europeas. A pesar de esta situación ninguna de las grandes cerveceras españolas logró expandirse en los mercados europeos.
Una caña con tapa

En 1957 Carlsberg comenzó su exportación a España de cerveza. Las cervezas de Carlsberg a comienzos del siglo XXI eran distribuidas por la segunda cervecería más grande en España: Mahou-San Miguel. A finales del siglo XX las empresas multinacionales que han hecho un hueco en el mercado llegan a controlar la mayoria del capital de Cruzcampo, (Guiness), El Águila (Heineken) y San Miguel (BSN-Danone). Sólo conservan la mayoria en manos españolas Damm (con el 20.596 controlado por Dr. Oetker) y Mahou (con el 33.3% en manos de BSN-Danone). En pleno siglo XXI se crean compañías como Sagra (se fabrica en Numancia de la Sagra, en la provincia de Toledo, en España. ). A finales de siglo las empresas cerveceras españolas abandonan la posibilidad de expansión en los mercados periféricos (África e Hispanoamérica) en favor de su mayor penetración en los nacionales.
Incremento de la demanda y descenso

Tras los años de dificultad en el sector cervecero español que corresponden al periodo autárquico de finales de los años cincuenta, lentamente comienza a obrar un cambio en la sociedad española, algunos gustos y costumbres consideraadas como tradicionales comienzan a cambiar. Entre ellos se encuentra la aparición de un nuevo fenómeno social en los años sesenta que impulsará la demanda de consumo de cerveza: el auge del turismo. Esta situación es global en Europa, que comienza a salir del periodo de postguerra. Los avances tecnológicos en la producción, y distribución de la cerveza son evidentes y favorecen su expansión territorial. En 1981, los mayores productores eran Estados Unidos, Alemania, URSS, Reino Unido y Japón, ocupando España la duodécima posición.21 El cambio en la demanda de cerveza durante este periodo final del siglo XX se produce por la inclusión de la misma en las campañas publicitarias.1

La demanda fue creciendo significativamente desde los años setenta, hasta los noventa en que empieza a descender. En 1996 se produce en España un 5% menos que en 1995, sufriendo las importaciones de cerveza igualmente. La tendencia es extensiva a Europa que en 1987 comienza a perder su hegemonía como productora de cerveza a favor de América. La tendencia global a consumir bebidas con menor contenido alcohólico, con menor cantidad de calorías hizo que fuese uno de los factores clave para que la tendencia creciente del consumo de comenzara a decaer. La sociedad española une la costumbre de 'tapeo' al consumo acompañado de una bebida alcohólica de bajo contenido alcohólico: bien de cerveza, bien de vino. No obstante el consumo de cerveza es, en España, puramente estacional y reservado a los meses de calurosos de verano. Algo que no ocurre en los países donde la cerveza posee la categoría de bebida tradicional.

Actualidad

A comienzos del siglo XXI uno de los mayores consumidores de cerveza per cápita es la República Checa. En el año 2000 el consumo per cápita de cerveza fue de 71.8 litros, comparativamente en Alemania fue de 128 litros. La cerveza es, en la primera década del siglo XX, la bebida más consumida por los españoles en litros de alcohol puro. Se comienza lentamente a diversificar el tipo de cervezas que se pueden consumir, siendo mayoritariamente el consumo de cerveza tipo pilsen.

En algunos países europeos donde la cerveza es tradicional la tendencia es inversa a la española, la cerveza se ve obligada a competir con el vino. Aparece un nuevo concepto como las microcervecerías con métodos de elaboración tradicional que se hacen un sitio en el mercado español y poco a poco surgen nuevos tipos de cerveza aumentando las alternativas en los sabores y aromas de esta bebida, siguiendo las tradiciones de otros países europeos.

La historia de la cerveza en España


Historia de la cerveza en España

La cerveza es una bebida milenaria originaria de la cultura mediterránea clásica, vinculada desde la antigüedad a fines terapéuticos. 

Las primeras referencias históricas, hace 6.000 años, demuestran que la cerveza era consumida por la civilización sumeria con el objetivo de evitar enfermedades infecciosas que se adquirían al beber agua no higienizada. 

Siglos más tarde, los egipcios la convirtieron en bebida nacional y la extendieron por todos los países vecinos y la cuenca del mediterráneo. 

El primer historiador, el griego Herodoto, destacó las propiedades medicinales de esta bebida al asegurar que era muy apropiada para los dolores estomacales y para la picadura de escorpión. Además, relata que las mujeres egipcias, muy preocupadas por su belleza y grandes expertas en cosmética, utilizaban la espuma de la cerveza para ungirse y conservar el frescor natural de la piel. 

Tanto los griegos que la llamaban "zythos" como los romanos que la denominaban "cerevisia", de Ceres (diosa griega de la agricultura) continuaron utilizando la cerveza en todos sus imperios. 

Hipócrates, padre de la medicina, alabó esta bebida asociándola con importantes beneficios saludables: "La cerveza es un calmante suave que apaga la sed, facilita la dicción, fortalece el corazón y las encías".

 Galos y germanos perfeccionaron la técnica de fabricación original con métodos similares a los actuales. En la Edad Media se consideraba adecuada para combatir las lombrices intestinales y las inflamaciones. 

Hasta el siglo XII, con la aparición de los gremios cerveceros, la cerveza era un complemento alimenticio para peregrinos y enfermos recogidos en albergues y hospitales. En cuanto al proceso de elaboración, desde los orígenes han intervenido ingredientes naturales como el agua, la cebada, la levadura y el lúpulo. Este último se añade en el siglo IX debido a sus propiedades antisépticas y además, es el principal responsable del sabor amargo característico de esta bebida. De hecho, existen referencias muy precisas sobre el empleo del lúpulo en la medicina tradicional para tratar distintas dolencias y enfermedades, gracias a su acción antibacteriana, su poder antiinflamatorio e incluso sus propiedades sedantes.

El sabor de la cerveza medieval no era el de ahora, debido al uso de diferentes cereales. Aunque antes se utilizaban cebada, trigo, avena y centeno, como actualmente, el gusto diferente lo producía un ingrediente que se solía añadir a la malta: el gruit (grutum) ya que el Lúpulo se utilizó después.




En España es donde se han encontrado los hallazgos de cerveza más antiguos: Hasta hace poco se pensaba que los restos más antiguos (2.400 a.C) eran los encontrados en el Valle de Ambrona en Soria. Pero los vestigios encontrados en la cueva de Can Sadurní (Barcelona) retrasan la primera cerveza de Europa hasta el 3.000 a.C.




En la antigua Roma, en época del Vespasiano, ya se hacía referencia a una bebida consumida por los habitantes de la Bética, denominado celia oceria en honor a la diosa Ceres.

Los visigodos, hicieron suya la bebida. El gran bajón en el consumo llegó con la invasión árabe y el desarrollo de la civilización musulmana.

Tuvo que aparecer Carlos I de España, V de Alemania en el siglo XVI, para que el consumo de cerveza subiera como la espuma en nuestro país.
Gran comedor y mejor bebedor de cerveza, tal vez no se fiaba mucho de lo que podía encontrar, por eso cuando llegó a España para ser coronado rey, se trajo consigo a sus maestros cerveceros. Estos expertos le ayudaron en su empeño por trasladar a nuestro país el gusto por la cerveza que imperaba en Flandes.
Más tarde, después de renunciar al trono, se retiró al monasterio de Yuste y mandó instalar allí una pequeña fábrica dirigida por su cervecero personal, Enrique van der Duysen.
En el siglo XVI, aunque España era sobre todo tierra de vinos, ya existían varios maestros cerveceros que instalaron las primeras fábricas de cerveza, primero en Madrid, y después en Santander.

A finales del siglo XVII, ya existían en Madrid dos fábricas capaces de producir hasta 250.000 litros de cerveza al año. Se trataba de un monopolio que el Estado cedía a ciertas familias madrileñas.

Ese monopolio cervecero acabó junto con la guerra de la Independencia, y se estableció la libre instalación de nuevas factorías, que empezaron a surgir con rapidez.
A mediados del siglo XIX el dorado empieza a ser un competidor serio del tinto en las copas españolas. Las seis fábricas de cerveza que había en funcionamiento producían unos 15 millones de litros. Tocábamos a una media de cinco litros por habitante y año.

La cosa fue creciendo paulatinamente hasta llegar a la cifra de 83 millones de litros en vísperas de la Guerra Civil (1936). Tristemente la tendencia se interrumpe en los primeros años de la posguerra como consecuencia de la escasez de materias primas y el bajo poder adquisitivo de la población.

Sin embargo, con los años sesenta y setenta, aparece el turismo, el desarrollo, y el consumo se dispara. Tal vez el color de las bebida nos evocaba a las suecas y alemanas llegadas del norte, el caso es que la rubia se pone de moda. En 1960, la producción es de 343 millones de litros, volumen que se cuadruplica en 1970, para llegar en 1980 a 2.003 millones de litros.
En la actualidad, España es el cuarto productor de cerveza de la Unión Europea con una producción de más de 33,4 millones de hectolitros en 2010 y un consumo per cápita de 48,3 litros por persona y año, de los más moderados de la UE.